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En el mundo contemporáneo es una realidad habitual el hecho de que dos o más idiomas estén en contacto por razones políticas, culturales, económicas, etc. La mayor parte de los países del mundo viven en una situación en la que coexisten varias lenguas, es decir, en una situación de multilingüismo; de hecho, hay más lenguas que estados. Casi no hay ningún país que sea completamente monolingüe, es decir, que posea una única lengua.
La situación de multilingüismo pone a las lenguas unas en contacto con las otras. El contacto de lenguas origina situaciones complejas y diversas que afectan a cuestiones relativas a la vitalidad de las lenguas (desplazamiento, sustitución o mantenimiento de las lenguas), o a efectos lingüísticos del contacto. En las áreas de contacto lingüístico histórico intenso, coexisten hablantes con distinto grado de bilingüismo y hablantes monolingües de una u otra lengua con sus prácticas lingüísticas. Se documentan en estas situaciones cambios, inducidos directa o indirectamente por el contacto, en las variedades locales de las lenguas implicadas, desde la incorporación de elementos aislados (como préstamos léxicos)[1] hasta la reorganización de sistemas completos (como el sistema pronominal átono de tercera persona en variedades del español en contacto con otras lenguas [2]), la adopción de nuevos significados pragmáticos, la eliminación o ampliación de restricciones lingüísticas que aceleren o frenen un cambio en marcha, hasta el cambio y la mezcla de códigos.
Puede suceder también que lenguas perdidas influyan sobre otra que se ha impuesto (lo que se conoce como sustrato lingüístico), como, por ejemplo, las lenguas de la península ibérica anteriores a la conquista romana influyeron en el latín local; o que una lengua conquistadora no llegue a sustituir a la conquistada pero influya sobre ella (lo que se llama superestrato), como ocurrió también con el latín al ser invadida la península ibérica por los pueblos germánicos; o que haya un influjo recíproco entre dos lenguas vecinas (llamado adstrato) como ha sucedido a lo largo de la historia entre el español y el catalán, gallego, el vasco, el asturleonés y el aragonés.
Así pues, el contacto entre lenguas puede dar lugar a diversos fenómenos lingüísticos, de entre los cuales se pueden señalar como más importantes los siguientes: el bilingüismo, la diglosia, las interferencias lingüísticas, la aparición de lenguas francas, de pidgins y de lenguas criollas, etc.